Eran tiempos de carencias…
de manos vacías y espigas secas sin grano,
tiempos de baldíos corazones ansiosos de estar llenos.
Primaveras de sombras y estíos sin soles,
pura sequía en el alma del poeta sin ilusiones,
sin un camino, ni una meta a dónde querer llegar...
Pero de pronto…
irrumpiste en mi sendero llenándolo todo,
saciando mi boca hambrienta de besos enamorados,
sembrando mis tierras áridas con germen de ternura
y en mis jardines otoñales, aparecieron rosas sin espinas
destilando aromas de futura bonanza.
Se encendieron los soles en mis pechos ardientes,
y mis lunas sintieron el calor de tu boca:
nos fundimos en uno, de forma inexorable
entregados a la vida, despojados de ropajes…
desnudos en la noche bajo la luna clara.
Nosotros ante el mundo…
sin miedo a un futuro incierto,
anduvimos cálidos senderos con los dedos,
descubriéndonos los íntimos secretos,
dando silbos al aire sin tapujos.
¡Amándonos amor, calmando soledades...!
hola ánmgela muy bella poesía en verdad he dado un paso calmado por su espacio
ResponderEliminary me ha gustado mucho este poema...
además desearl una muy feliz navidad para usted y los suyos y un esplendoroso año nuevo
y que sea muy feliz...
un gran abrazo hasta donde esté.......